El trayecto desde Dakar, capital de Senegal, hasta la isla de Gorée es breve. En apenas 20 minutos un renqueante ferry cubre los 4 kilómetros que separan la isla del continente,  pero aún así el agitado mar hace que el destartalado barco dé algún que otro bandazo, con los consiguientes gritos de histerismo de parte del pasaje.

Las callés de Gorée

La travesía finaliza en un rudimentario embarcadero de madera y, tras abonar la tasa obligatoria para visitar esta isla Patrimonio de la Humanidad, tienes vía libre para explorar esta pequeña isla de apenas 900 metros de ancho por 300 de largo.

El pueblo abraca prácticamente la totalidad de la isla, y resulta muy agradable pasear por sus calles flanqueadas por casas coloniales pintadas de rojo y amarillo. Nos dicen que las casas son originalmente amarillas, pero que una vez que las inspeccionan, las pintan de rojo, para asegurarse que casa ha pasado la consiguiente revisión. Por eso sus gentes las pintan directamente de rojo para ahorrar así trabajo a los inspectores…

La isla no tiene coches, y está formada por calles sin asfaltar con casas con puertas abiertas para todo aquel que quiera visitar a sus inquilinos. Está dominada por una colina donde los vestigios de un fuerte militar escoltado por antiguos cañones defensivos disfrutan desde hace siglos de las espléndidas vistas sobre la península de Cabo Verde y la ciudad de Dakar.

Los colores de Gorée

Esta isla, colonizada por los portugueses en el siglo XV, es tristemente célebre por ser durante más de tres siglos el mayor puerto de abastecimiento de los barcos negreros europeos con destino a las plantaciones agrícolas americanas. Se calcula que 20 millones de hombres, mujeres y niños emprendieron desde esta isla un viaje sin retorno. De hecho, en la denominada Casa de los Esclavos, una casa-museo construida por un holandés en 1776, pasando bajo el arco que forma una doble escalera, se ve una puerta permanentemente abierta al Atlántico donde millones de africanos contemplaban por última vez la tierra que les vio nacer.

Esta puerta vio transcurrir gente hasta el año 1848, año en que Francia abolió el tráfico de esclavos (que no la esclavitud) Hoy en día, se supone que la esclavitud está abolida, pero se calcula que 27 millones de seres humanos siguen retenidos contra su voluntad como fuerza de trabajo, esclavos del sexo o niños soldado…. Son los esclavos del Siglo XXI

¿Quieres viajar a Senegal con Paso Noroeste?

La casa de los Esclavos

 

 

 

3 comentarios

Trackbacks y pingbacks

  1. Viajar a Chile » Blog Archive » Compañeros de ruta (CXXIX) dice:

    […] dejamos de asombrarnos. Esta vez, conociendo la Isla de Gorée, Patrimonio de la Humanidad, de la mano del equipo de Paso […]

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

trece + 10 =