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El viajero siempre encuentra una excusa para plantearse una nueva escapada, para elegir un nuevo destino y comenzar a proyectar planes y estrategias que lo conduzcan al lugar que quiere descubrir y disfrutar.

Pero, este año, todo ha cambiado, el mundo de las personas está siendo sometido a una prueba de estrés que está produciendo una transformación a nivel psicológico y personal que tardará algún tiempo en desaparecer.

Los motivos y razones para volver a viajar han cambiado, pero las ganas, la voluntad y el deseo arden con más fuerza que nunca

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No seremos los mismos

La experiencia global de la pandemia producida por el COVID-19 ha producido un fuerte impacto en la conciencia colectiva.

Todo lo que creíamos seguro, fiable y duradero ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos. El golpe que nuestras mentes confinadas sigue soportando transforma sutilmente la realidad que nos rodea.

Tanto los valores sobre los que se ha construido la sociedad como la perspectiva que se tenía de un mundo sujeto a leyes inamovibles ha mutado, aunque no seamos completamente conscientes de ello en toda su magnitud.

La cuarentena del coronavirus, que ha obligado a los ciudadanos a encerrarse en casa por un tiempo prolongado, ha cambiado la forma de entender nuestro lugar en el mundo. Este hecho insólito en la historia moderna ha forzado a muchos de nosotros a mirarnos ante el espejo, y preguntarnos qué hemos hecho bien y qué hemos hecho mal. Y, sobre todo, qué es lo que estamos dispuestos a cambiar.

El amante de los viajes, el aventurero nómada, el amigo de Paso Noroeste, lo tiene claro, va a querer viajar más.

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Sobran los motivos para viajar, aquí tienes 5

La nueva situación, derivada de este estado de excepción solo visto en películas de ciencia ficción, tendrá una repercusión negativa en el viajero. Con toda probabilidad, su economía se habrá visto afectada y tendrá bastante menos dinero que invertir en viajar.

Pero, poco a poco, a medida que se vaya alejando este siniestro 2020, iremos recuperando la estabilidad financiera, las aerolíneas irán abriendo sus destinos, los espacios turísticos volverán a ofrecer sus servicios, la buena gente del mundo te recibirá sin temor y podremos, al fin, llevar a cabo las primeras escapadas a la playa más cercana o realizar viajes de largo recorrido, que tanto tiempo llevaremos planeando.

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1.      Los detalles

Queremos empezar este listado de excusas para viajar por lo más pequeño. Y es que, en la mayoría de las ocasiones, los pequeños detalles, precisamente por ser tan pequeños e íntimos, representan el momento que se está viviendo en su más pura esencia.

No está mal querer contemplar las auroras boreales en el cielo ártico desde una burbuja de cristal para tener una visión de 360 grados. Pero la mirada de un niño, que te observa con perplejidad porque no entiende tu idioma, el aumento de la velocidad del viento antes de la tormenta, el tacto de la piedra o del musgo en un camino solitario y perdido… esos instantes que son solo para ti, en un momento y lugar exclusivo, hacen que te sientas conectado con la realidad, que el tiempo se detenga y que entiendas el significado de las cosas, aunque sea solo por un breve periodo de tiempo. Solo por encontrar momentos así, merece la pena volver a viajar.

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2.      La libertad

Aunque sea un motivo recurrente, el sentimiento de libertad, que conseguiremos con un viaje después de este tiempo de clausura, con total seguridad se vivirá de forma mucho más intensa y emocional. Será parecido al del preso tras salir de una condena injusta.

La eliminación de límites y fronteras, la amplitud del camino sin final, el espacio eterno por andar, observar, oler, descubrir… adquirirá con toda seguridad una nueva dimensión. Entenderemos el milagro de no tener ataduras, de ser personas libres con la enorme fortuna de poder disfrutar de ello.

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3.      La transformación social

Los filósofos, pensadores y estadistas de nuestro tiempo auguran un gran cambio en la conciencia global con el paso de esta pandemia. Suponen una transformación en la actitud de las personas, la complicidad de haber pasado por algo común, de tener una misma situación vivida, nos hará reconocernos como más iguales de lo que somos por naturaleza, eliminando parte de ese prejuicio que nos mantiene distantes y esquivos con las personas que no hemos tratado.

Salir y comprobar la realidad de esta suposición representará toda una aventura en el plano emocional. Viajar y poner de tu parte para que se haga efectivo ese cambio global, que parece que ya se había iniciado en parte con el cambio de paradigma que flotaba en los entornos humanos, será más que interesante.

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4.      El cambio interior

Del mismo modo que podremos observar de primera mano los cambios que han calado en la sociedad, analizaremos nuestra propia transformación. Como viajeros sabemos que cada aventura representa también un viaje interior, una nueva oportunidad de conocernos mejor, de averiguar cómo reaccionamos ante situaciones extraordinarias.

Puede que, ahora, después de la introspección a la que nos ha llevado la cuarentena, nuestra forma de actuar sea radicalmente distinta, más sosegada tal vez, más realista, más consciente de que todo puede cambiar abruptamente y de lo efímera que es la vida… no lo sabremos hasta que no estemos en el lugar adecuado, ante las situaciones imprevisibles a la que nos somete cualquier viaje, a kilómetros de distancia de la vivienda habitual en la que estuvimos encerrados.

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5.      La naturaleza en mejor estado

Si hay un beneficiado por la pandemia es, sin lugar a dudas, la propia naturaleza. El descenso de los niveles de contaminación ha sido notable, sobre todo en las grandes ciudades.

Pero, también, se han visto espectáculos sorprendentes de cómo la flora y la fauna han ido reponiéndose y recuperando rápidamente los espacios perdidos y robados por el hombre.

Dicen que se han visto delfines en los canales de Venecia, que familias de jabalíes han entrado en el centro de Barcelona… Ha habido un crecimiento visible en el número de insectos al paralizarse las fumigaciones, y las bandadas de aves visibles desde las ventanas y terrazas también han aumentado.

La naturaleza se habrá repuesto, en parte, del acoso incesante de los humanos, poder disfrutar de ese retorno también va a merecer la pena cuando volvamos a viajar.

Es raro el viajero que no disfruta de descubrir los entornos naturales de aquellos lugares que visita. Cuando termine la cuarentena, será un momento ideal para verlos fuertes y sanos.

 

Son muchos más los motivos que vamos a tener para viajar en cuanto esta pesadilla termine. Las ganas crecen con cada día de encierro. La mentalidad cambia para descubrir con estupefacción que el verdadero virus somos los humanos.

Nuestro deseo no es que esto termine para poder volver a la normalidad, nuestros pensamientos van en otra dirección, en intentar que nada vuelva a ser igual, y que el confinamiento haya servido para acelerar un poco más el mencionado cambio de paradigma humano.

El cambio es dejar de sentirnos superiores a lo que nos rodea, para entender que pertenecemos a un todo, que formamos parte del ecosistema único que es el planeta Tierra. Viajar ayuda a entender este concepto.

 

 

 

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