Japón es un país para descubrir una y otra vez, pero si podemos elegir unas fechas concretas para visitarlo, sin lugar a dudas deberemos decantarnos por el otoño. Viajar a Japón en otoño es perfecto para descubrir una época en la que el color lo inunda todo, la naturaleza se presenta fabulosa, hermosa y exultante, con temperaturas estables y muy agradables, un momento ideal para probar un montón de deliciosos productos de temporada y asistir a un buen número de festivales que dejan con la boca abierta al turista occidental.

Sí, los meses de septiembre, octubre y noviembre son los mejores días para disfrutar al máximo del país del sol naciente. Bastaría con el espectáculo que ofrece la naturaleza para justificar estas fechas, el paso de los tonos verdes y amarillos, hasta rojos, anaranjados, violetas… se presenta ante el turista un caos multicolor que impide depositar la vista en un lugar concreto, que obliga a captar la esencia del entorno en conjunto, como un todo, que es perfectamente armónico

En Paso Noroeste contamos con una gran selección de viajes en otoño, destinos alrededor del mundo para que puedas disfrutar de esta época del año y descubrir lugares únicos e increíbles que no olvidarás. 

Los mejores espacios naturales de Japón para ver la caída otoñal

Esto que decimos lo vas a poder comprobar por ti mismo si visitas todos y cada uno de los lugares que vamos a referenciar a continuación. En estos espacios de increíble belleza vas a poder poner en práctica uno de los pasatiempos favoritos de los japoneses, el Momijigari or koyo, es decir, la contemplación de la caída de las hojas otoñales.

El Templo Eikando, en Kioto

Sin lugar a dudas uno de los destinos turísticos que no se han de perder si se va a Kioto. El Templo Eikando forma parte del Camino de la Filosofía(ruta en la que solía meditar el profesor y filósofo japones Nishida Kitaro), y es muy popular por sus bosques de arces y guardar en su interior la Estatua de Buda, un Tesoro Nacional de Japón.

No hay que perderse su famoso puente de piedra, el gran Torii hasta la estatua del Mikaeri Amida, una estatua de buda diferente, ya que su cara está girada hacia atrás, como si mirara por encima del hombre. Subir a lo alto de la pagoda y acercarse a Hojo Pond, una caída de agua en una zona de estanque, son otros de los atractivos de este templo.

Templo de Tofukuji, en Kioto

Otro de los espacios indispensables de esta ciudad. En esta ocasión, los protagonistas son los árboles de color rojo y naranja que resplandecen en otoño. Desde el puente de Tsutenkyo se tiene una inmejorable perspectiva de este templo.

Parque Arashiyama

También en Kioto, pero en su periferia, lo cual permite unas magníficas vistas de las boscosas montañas que, durante estos meses, conforman un fabuloso mosaico multicolor de árboles de todo tipo. Un parque en el que se encuentra una enorme extensión de cañas de bambú por las cuales internarse y sentir una experiencia fascinante, tanto a nivel visual, con un infinito bosque de cañas verdes como sonoro, por el rumor que el viento produce al moverlos

Parque Meiji-jingu Gaien, Tokio

Comenzamos la ruta por la capital nipona por el parque Meiji-jingu Gaien, que como elemento principal tiene al gingko, el árbol oficial de Tokio. Aquí se localiza la avenida del Gingko, que a finales de noviembre se vuelve completamente amarillo, dejando también el piso cubierto de este color, dando un aspecto irreal a toda la avenida.

Jardín Rikugi, en Tokio

En el año 1878 se restauró este jardín de la época Edo (1603 – 1868), una visión deslumbrante en la noche. Y es que los árboles que rodean el lago se iluminan ofreciendo un hermoso y cautivador espectáculo, que tiene su fiel reflejo en las aguas del mismo lago. Impresionante, sin lugar a dudas, pero te va a costar verlo nada menos que 300 Yenes.

Ueno Park, en Tokio

Uno de los parques urbanos con mayor masa arbórea, ya que cuenta con casi 9.000 árboles, que como cabe imaginar, en la época de la caída de las hojas, es un baño de luz y color en el que merece sumergirse. También hay numerosos museos y santuarios, por lo que, en cualquier caso, este parque es ineludible.

El Parque Nacional Oze, en Tokio

Si hay un lugar en el que ver en todo su esplendor el koyo japones, es decir, el otoño, es sin lugar a dudas en este parque ubicado al norte de la capital. En este lugar puedes pasar de la simple contemplación a la acción realizando alguna de sus numerosas rutas de senderismo que lo atraviesan. De este modo, se tendrá una oportunidad excepcional para adentrarse en la lluvia de hojas a la que el otoño obliga a los árboles. Por otro lado, el Parque Nacional Oze es un terreno para no aburrirse, pues pueden visitarse desde prados hasta pantanos y montañas. Y si de colores se trata, tendrás otro de esos momentos únicos que solo ocurren en Japón, y es que en Oze se encuentra el hábitat natural y exclusivo de la hierba de kusamomji, que en otoño se viste de oro rojo. Al pasear por este parque te verás sorprendido por encontrarte rodeado por lo que parece un mar ondulante de esta hierba, una experiencia visual sin comparación posible.

El Parque Nacional Daisetsuzan, en Hokkaido

Este es el único espacio natural que le puede quitar el puesto al Parque Nacional de Oze en cuanto a observación del Momijigari, sobre todo porque es más salvaje y en esta extensa área montañosa es posible encontrarse con ciervos y osos pardos. Un lugar para disfrutar no solo del otoño japonés, sino de sus volcanes, lagos, montañas y, también, de aguas termales.

Monte Nasu-fake, en Fukushima

Puede que el nombre te de pavor por recientes accidentes nucleares, pero parece que todo está bajo control. Si te animas, podrás ver los colores del otoño sobre las montañas montado en el teleférico.

Dese el lago a la sombra del Fuji

Un modo completamente diferente de ver los colores otoñales es contemplarlos a la sombra del imponente Monte Fuji, icono japonés. Alquilar un barco y visitar el lago Kawaguchiko, te ofrecerá una perspectiva insólita del paisaje montañoso, su arboleda y como estos se reflejan claramente sobre el lago.

El festival del fuego, en Kurama

Aunque los festivales del fuego se celebran por todo el territorio japonés, a la hora de elegir uno y disfrutarlo, el más aconsejable, desde el humilde punto de vista de este que os escribe, es el que se realiza en los pueblos de Ohara, Kibune y Kurama, que son en sí mismos lugares que merecen ser visitados si buscamos el contacto sagrado entre naturaleza y espíritu.

Es el 22 de octubre cuando se celebra el festival del fuego de Kurama no Hi Matsuri, posiblemente uno de los más singulares y espectaculares de Kioto. Se trata de un desfile de antorchas prendidas en el centro del pueblo de Kurama al son de cánticos y el sonido de los tambores taikos. Hombres vestidos con su clásica ropa interior, niños y jóvenes portan antorchas y altares mikoshi hasta el santuario Yuki, el lugar al que está dedicado todo este festival y centro neurálgico de la celebración.

Halloween no es solo estadounidense

Si estás un poco al día serás conocedor de la tremenda querencia que sienten los japoneses por los disfraces. Pues, como no podía ser de otro modo, la fecha de las brujas ha calado hondo en la cultura nipona, ha sido rápidamente adaptada y es, en estos momentos, una de las festividades con más repercusión, sobre todo entre la juventud.

Vas a alucinar con los disfraces que te vas a encontrar por la calle, es el momento ideal para que los amantes de las series manga luzcan sus estupendas caracterizaciones. 

Shichi–go–san

Con más tradición que la fiesta de Halloween, el Shichi-go-san es un ritual de paso de las edades de 3, 5, y 7 años. Los niños la celebran vistiéndose de la forma tradicional, visitan los santuarios y agradecen a los dioses sionistas la dicha de la salud, pidiendo protección y bienestar para los años venideros. Las niñas visten kimonos y los niños chaquetas haori y pantalones hakama, ambos muy hermosos y llamativos.

Otras actividades para un otoño japonés

Además del festival del fuego y el de los niños Shichi-go-san, estaremos de suerte, pues es la mejor época para ver buena parte de la cultura y tradición japonesas. Y es que es en estos meses cuando el número de festivales se multiplica, en su mayoría relacionados con el paso de ciclo, del tiempo y las cosechas, pero también con momentos históricos y otros de simple y puro entretenimiento.

Entre ellos destacamos en el mes de septiembre el que está consagrado al crisantemo, momento que se dedica con especial interés a la bebida que se extrae de esta planta, el vino de crisantemo, con el que se pretende alejar a los malos espíritus.

También, merece destacarse el llamado Tsukimi o fiesta de la contemplación de la luna en otoño. En estos días se comen dulces tradicionales y se disfrutan de iluminaciones y música tradicional.

Es el mejor momento para disfrutar de las setas, un elemento fundamental en la excelente comida nipona. En otoño abundan las recetas de setas matsutake. Así mismo, esta estación ofrece la oportunidad de probar delicias de batata o de nueces de gingko.

Y, por supuesto, tampoco hay que desaprovechar la oportunidad de apreciar el baile otoñal de las geishas de Kioto que se organizan en distintos barrios de esta ciudad.

El otoño no está muy lejos, así que ve preparando las maletas, asómate a nuestra web de viajes de aventura y descubre nuestros viajes a Japón, un país multicolor que nos ofrece su espectacular Momijigari or koyo.

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