Viaje a Irlanda

Irlanda es el país de los duendes, el whisky y la cerveza negra, de San Patricio y U2, el origen de los celtas y una población que cae bien allá donde se encuentre. La tercera isla más grande de Europa está llena de detalles y paisajes deslumbrantes donde el verde no se eclipsa por la casi constante lluvia. Un espacio para disfrutar de la naturaleza semisalvaje donde aparecen bosques frondosos, playas e islas paradisiacas, impresionantes acantilados, lugares únicos en el mundo y hasta algún desierto. Descubre por qué hacer un viaje a Irlanda es una gran opción y prepara tu aventura con Paso Noroeste. 

Eire, como también es conocida, no está aislada. Uno de sus mayores secretos, que es a su vez uno de sus mayores encantos, son los cientos de islas e islotes que la rodean. En contrapartida, es desolador ver lo deforestada que se encuentra en la actualidad, siendo uno de los países europeos que más ha sufrido este mal ecológico.

Prepárate, por tanto, a grandes extensiones de hierba, sin demasiada sombra ni cobijo natural para los vientos y lluvias que constantemente azotan Irlanda, y le confieren a su vez esa extraña atmósfera salvaje, limpia y pura. Un lugar para enfrentarse a cara descubierta a la lluvia y dejar que el viento mueva tu cabello al son de la gaita que suena desde el último acantilado.

A parte de las imágenes románticas que podamos imaginarnos que se darán en este país, conviene conocer los lugares que no deben dejarse pasar en la visita turística que se realice. En este texto se ha querido diferenciar entre una visita a las ciudades y lo que allí se puede ver y, por otra parte, los monumentos y espacios naturales que no hay que perderse.

Comenzamos con las ciudades.

Belfast, la capital de los murales

Esta pequeña ciudad es la capital de la Irlanda del Norte, y su curiosa traducción; el vado arenoso en la desembocadura del río, ya no representa lo que es en la actualidad, la ciudad más grande de toda Irlanda. Al noroeste de esta ciudad, se ubica la colina de Cavehill que sirvió de inspiración para escribir Los viajes de Gulliver a su autor Jonathan Switt.

Sin embargo, es más conocida por sus grandes murales en las fachadas de algunos edificios. Con ellos se hace presente el problema político, social y de violencia que ha vivido esta ciudad por ser colonia inglesa. Al perderse por sus calles, algo altamente recomendable, además de estas pinturas conmemorativas, se descubrirá una ciudad con un gran estatus cultural, con numerosos teatros, cafés y edificios históricos que merecen una visita. Si hay algún festival, olvídalo todo y acude a verlo.

Galway, Holanda en Irlanda

Galway está llena de canales, por eso no es de extrañar que constantemente se la compare con Holanda. Además, tiene una vida estudiantil muy activa, por lo que al recorrido que se realice por sus calles y canales tendrá que incluirse constantes visitas a los muchos bares de la zona. Cerveza y música callejera hacen que esta ciudad tenga un sabor juvenil y divertido muy atractivo.

Dublín, una de las ciudades más visitadas de Europa

Si Galway rebosa vida callejera, Dublín la supera con creces. No en vano es una de las ciudades europeas más importantes, conocidas y visitadas del viejo continente. La ruta entre bares por calles como Graton Streety, donde apreciar conciertos de gran calidad, debe incluir una visita al Trinity College, a la fábrica Guinness, al parque de Saint Stephen´s Green, a la cárcel Kilmainha, a la Catedral de San Patricio, el Castillo de Dublín, la Catedral Christ Church y, por supuesto, a su bar más legendario, el Temple Bar, que es en sí mismo todo un símbolo de la ciudad.

Otras ciudades interesantes

Otras ciudades con encanto que hay que visitar son Cork, cuyo centro histórico es una isla y posee uno de los puertos naturales más importantes del mundo. En Killarney, una ciudad enclavada en un entorno natural de gran belleza, se pude disfrutar del castillo Medieval de Ross, de la catedral de Santa María, la cascada de Tork, la Abadía de Muckross, todo muy cera del pico más alto de Irlanda. Kilkenny es conocida como la Ciudad de Mármol por la profusión de esta piedra en sus edificios. Waterford es la primera ciudad irlandesa fundada por vikingos (914 dC), y Westport, pequeña localidad con apenas 7.000 habitantes, cuenta con una gran belleza y una fantástica ubicación en plena naturaleza.

Esta ciudad nos da pie para pasar a describir brevemente algunos de los entornos naturales de Irlanda que hay que descubrir.

La calzada del gigante

Comenzamos por el que es, muy posiblemente, el mayor tesoro geológico de toda Irlanda, aunque esté ubicado en la colonia británica (Irlanda del Norte). Se trata de una zona costera que contiene más de 40.000 columnas hechas de basalto, perfectamente hexagonales, que se distribuyen en forma de peldaño, cuyo origen se remonta a más de 60.000 millones de años de antigüedad y que ha sido, lógicamente, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.

Las islas de Arán

Inis Mor, Inis Meáin e Inis Oíir son las tres islas que conforman el archipiélago de Arán, ubicadas en la costa oeste de Irlanda. En un paseo por esta costa ventosa, podremos sorprendernos por su diversidad, pues se encuentran desde formaciones muy extrañas de rocas hasta playas prácticamente vírgenes.  No son menos llamativas sus casas rurales con techos de paja. La belleza de este entorno invita a la reflexión y a la contemplación de la naturaleza en lugares como ellos acantilados de Cill Mhuirbhig, al oeste de la isla de Mor.

Los acantilados de Moher

En Galway encontramos un lugar que nos deja sin aliento, no en vano se considera uno de los lugares turísticos predilectos de toda Irlanda. El ambiente épico que ofrecen los acantilados de Moher es, sin lugar a dudas, lo que más impresionará de nuestra visita a esta gran isla. Son aproximadamente 8 kilómetros de una terraza que puede alcanzar los 214 metros de altura, asomándose al Océano Atlántico. Está nominado, y muy merecidamente, a formar parte como una de las 7 Nuevas Maravillas de la Naturaleza.

Además de la impactante visión del entorno, también es un lugar excepcional para la observación de aves de numerosas especies. Muy cerca se localiza el parque natural Burren, que hay que ir a ver para disfrutar de sus cataratas y cuevas. Como recomendación, no visitéis estos acantilados en días de mucho viento o tormentas, no son pocos los turistas que han fallecido por acercarse demasiado al borde en estos días.

Slieve League

Seguimos con los acantilados, en este caso se trata de uno de los más altos de Europa, llegando a alcanzar nada menos que 609 metros de altura. Un espacio natural terriblemente elegante, salvaje y majestuoso que puedes recorrer por un estrecho sendero para llegar al punto más alto. Pero para alcanzar esta cota, tendrás que pasar por el intimidante Paso de un Solo Hombre, un lugar recomendado solo para gente con experiencia.  Aunque la formación de Slieve League no es tan cortante como la de los acantilados de Moher, su altura te dejará igualmente con el corazón encogido y sin palabras para describirlo.

Parque Nacional Killarney

Si bien empezamos este artículo comentando que Irlanda ha sufrido una importante deforestación, al llegar al Parque Nacional Killarney volvemos a congraciarnos con el espíritu natural que siempre debió dominar esta isla. Más de 10.000 hectáreas hacen de este parque natural el gran pulmón irlandés. Aquí se disfruta de numerosos ríos, lagos, montañas, infinidad de especies animales y vegetales, así como estructuras humanas, como el Castillo de Killarney.

Benbulbin

Esta montaña, conocida con el sobrenombre de Table Mountain, no es más que un macizo montañoso. Aunque parece que es una simple estructura rocosa, su impresionante presencia puede dejar petrificado a cualquiera que la contemple en todo su esplendor. Merece la pena llegar hasta la ciudad de Sligo, para disfrutar de su llanura con casas tradicionales repartidas aquí y allá entre praderas verdes al pie de esta montaña y parar el tiempo mientras se observa el lugar.

Otros parques naturales que hay que visitar son el de Connemara, con 2.000 hectáreas de praderas, montañas, brezales, bosques y hasta ciénagas; El Burren, un paisaje Kárstico repleto de grandes pavimentos de piedra caliza; Bundoran, ideal para el verano si eres surfista, o en invierno si quieres disfrutar de la soledad de sus extensas y silenciosas playas. La bahía de Killay es el único fiordo que posee Irlanda, se puede ver montado en alguno de los barcos turísticos que lo recorren. Las montañas de Wicklow es uno de los rincones naturales más bonitos de Irlanda, su parque natural está lleno de picos escarpados, lagos cascadas, turba… En la península de Dingle, para terminar este breve recorrido por Eire, es aconsejable visitar el condado de Kerry y descubrir la Irlanda más profunda, con playas de arena dorada junto cabañas con techos de paja y a ovejas lanudas.

Son muchas más las cosas que podemos descubrir en nuestro viaje a Irlanda, este texto solo pretende hacer un breve recorrido por un país con un encanto muy especial, mágico podríamos decir. Una cosmovisión muy particular en su relación con la naturaleza, una realidad que solo se puede llegar a apreciar en toda su magnitud si nos acompañas en un futuro viaje. ¿Te animas? Pásate por nuestra web y descubre este y otros posibles destinos que puedes disfrutar con nosotros, con Paso Noroeste.

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