Tratas de convencerte a ti mismo que debes absorber algunas de las experiencias vividas. Te repites a ti mismo que debes aprender de las personas que has conocido, que quieres ser como ellas y tener en todo momento la sonrisa a flor de piel. Deseas aprender a disfrutar de la vida, y que para ello no te haga falta un ipad o esos zapatos del escaparate. Rememoras cuando orgullosos te cuentan el día en que visitaron la capital de su país, distante más de 100 kilómetros de su aldea, en un viaje de dos días enteros. Y tú que hace una semana te encontrabas a 8.000 kilómetros de aquí, callas y escuchas como ahorraron durante un mes entero para poder hacer frente a ese viaje. Pero no por turismo, sino por ver a un médico que les ayudara o asistir al funeral de un familiar cercano o por cualquier otra circunstancia ajena a su voluntad.
Cuando estás allí, con ellos, deseas que nunca se te olviden las risas y gritos de asombro de esas gentes cuando les enseñas la foto que les acabas de sacar en tu cámara de fotos, cámara que por cierto cuesta mucho más de los que ellos ganan en un año, y como te impactó ese día que como agradecimiento y honor, te invitaron a su cabaña y te con unos míseros billetes arrugados compraron un refresco con el que agasajar al invitado….
Siempre que regresas de un viaje quieres absorber esas experiencias, quieres volverte más humano. Te prometes a ti mismo que ya no te darás mal porque no has conseguido el nivel de ventas esperado, porque tu equipo de fútbol no ha ganado o porque ya no está en la tienda esa cazadora que te querías comprar.
Pero desgraciadamente volvemos a nuestro quehacer diario, y poco a poco esas sonrisas, esas cabañas y esos juegos con los niños van quedando en el recuerdo. Y más en estos tiempos de locura desenfrenada, excesos, regalos, cenas de empresa, loterías, reuniones familiares y hartazgos de comer. Tu mente ya no se acuerda de esa gente, de esas risas y esas cabañas. Todo lo que un día te prometiste ya ha quedado atrás.
No podría haberlo descrito mejor!!!!
Feliz Navidad a tod@s.
Tienes razón. Deberíamos mirarnos menos el ombligo y darnos cuenta de la suerte que tenemos, que nunca lo apreciamos lo suficiente.
Feliz navidad A TODOS
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
Me alegro que te guste el blog! Trataremos de que siga siendo así. Te deseo un gran 2012 y repleto de grandes viajes.