Para entender la idiosincrasia divina de este enclave, hace falta tener unas nociones básicas del sintoísmo, la religión predominante en Japón. Lo primero de todo es entender que el sintoismo no es una religión como tal, sino más una cuestión de principios y conceptos que de fe. Esta creencia carece de fundadores o divinidades físicas, sino que  se centra en los kami o espíritus de la naturaleza y por ello cobran vital importancia la vida y los elementos naturales que la forman, como el viento, el mar o las montañas.

Tratando de convivir en armonía con los kami de esta peculiar isla ocupada casi en su totalidad por el monte Misen, de 530 metros y el más alto de la región, Miyajima tuvo desde que se tiene conocimiento de ello un carácter sagrado. Es por ello que nunca se ha permitido talar ni un solo árbol de la isla, así como dar a luz o enterrar a los muertos. La isla está repleta de tiendas de souvenirs, restaurantes y riokanes, pero por el contrario carece de maternidades o cementerios.

El torii de Miyajima

Por lo visto, en el siglo VI un tal Saeki Kuramoto, y con el fin de rendir homenaje a los kami que poblaban la isla, decidió construir el templo de Itsukushima, que da nombre a la isla. Este santuario fue sufriendo diferentes construcciones e incendios hasta renovarse a su estado actual en el año 1241.

Y es que al subirte al ferry desde el embarcadero de Miyajimaguchi, en un principio solo vislumbras un monte verde que se recorta contra el cielo, pero tras un breve paseo en ferry de apenas 15 minutos, descubres en medio del agua un extraño marco rojo de dimensiones descomunales.

Esta estructura bermellona construida en madera de alcanfor es el torii del templo de Itsukushima, separado de tierra firme por unos centenares de metros y rodeado de agua durante la marea alta. Cuando baja la marea, sus alrededores se convierten en un lodazal pero permite al viajero acercarse hasta su base. De lo que si que se encuentra todo el día rodeado es de cámaras, objetivos, flashes y móviles de última generación, ya que es sin lugar a dudas el monumento más fotografiado de todo Japón.

La isla puede visitarse en una excursión diurna desde Hiroshima, o si al viajero le apetece disfrutar de la paz y calma de una aldea japonesa, alojarse en alguno de los pocos riokanes que hay en la isla.

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El torii desde las faldas del monte Misen

2 comentarios
  1. dolores
    dolores Dice:

    qué contentame he puesto al ver la propuesta de japon, el año pasado pospusimos el viaje, todos sabemos porqué, de nuevo me ilusiona pensar que pueda ver , oler y saborear el país del sol naciente…Saludos
    Que en 2012 se cumplan nuesros deseos e ilusiones.

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