Hace varios siglos, mucho antes de que el barón de Coubertin predicara eso de que lo importante es participar, las tribus nómadas que habitaban en el centro de Asia, aprovechaban el kurultai o los cónclaves donde dirimían sus asuntos de pastoreo, campañas militares y el liderazgo de los clanes, para competir entre ellos y buscar al campeón olímpico de los mongoles.

Las disciplinas se basaban en las actividades básicas necesarias para la supervivencia de estos clanes, tales como la lucha, el tiro con arco y las carreras de caballos. Esa tradición ha trascendido con el paso de los siglos, hasta llegar al siglo XX, donde desde el año 1921 y conmemorando la independencia de los mongoles de su vecina China, se establece como celebración oficial entre el 11 y 13 de julio el Naadam Festival.

El torneo de lucha es el punto álgido de esta competición, y 1024 luchadores (o mitades de esta cantidad: 512, 256,..) vestidos con un calzón (shuudag), un chaleco (jodag) y el sombrero típico mongol, y formando dos líneas iguales se van enfrentando en una explanada de hierba dos a dos en enfrentamientos de máximo treinta minutos, hasta que en un combate similar a la lucha grecorromana, uno de los oponentes toca el suelo con la espalda, rodilla o codo. El ganador mueve los brazos imitando el batir de un águila, y el derrotado se retira con el sombrero en sus manos en señal de respeto. Una vez que han luchado todos los oponentes, los vencedores vuelven a ser divididos en dos grupos, y así hasta encontrar el vencedor final. Los luchadores, según van avanzando rondas adquieren un título (león, elefante o halcón) hasta el vencedor final que obtiene el rango de Titán. Sin duda el luchador más reputado de todos los tiempos es Bat Erdene, campeón once veces desde los años 88 al 99, ídolo indiscutible de los mongoles, alcanzando una figura de semi dios y con el rango de Reconocido por todos, oceánico, que hace feliz a la gente y por siempre Titán Bat-Erdene. Lo dicho, un dios.

Competición de lucha

La segunda prueba es la carrera de caballos. El caballo en Mongolia es algo con lo que se convive desde nada más nacer. De hecho, los jinetes en esta disciplina suelen ser niños, comenzando a competir desde edades tan tempranas como los cuatro años y hasta los diez, y casi todos cabalgan a pelo, sin silla de montar. Esta prueba esta dividida en 6 categorías (dependiendo de la edad del caballo, de 2 a 12 años) y se corre una distancia comprendida entre los 15 y los 35 kilómetros en campo abierto, debiendo de remontar colinas y vadear ríos. En esta prueba se da más importancia al caballo que al jinete. De hecho, si un caballo atravesara la línea de meta en solitario sería declarado vencedor. Los cinco caballos más rápidos son reverenciados, y sus cinco jinetes deberán beber un tipo de airag (bebida tradicional) elaborada para esta ocasión.

La última disciplina es el tiro con arco, en la que se compite en equipos de 5 a 7 arqueros. Los mongoles, desde los tiempos de Genghis Khan siempre se han distinguido por ser precisos con el carcaj, y es por ello que esta disciplina no podía faltar. Los arcos miden metro y medio y los blancos se sitúan a 75 o 60 metros dependiendo de la categoría masculina o femenina, disponiendo de un cierto número de flechas para alcanzar el objetivo, y éstas se van reduciendo conforme se avanza de ronda, para acabar el vencedor con el título de Mergen o Tirador Nacional.

El acontecimiento principal se celebra en el estadio nacional de Ulan Bator, la capital del país, a donde acuden los grandes campeones llegados de todos los rincones del país. Pero si estáis de viaje por Mongolia a principios de julio, observaréis como en cada aldea, y provenientes de las comarcas vecinas, acuden poco a poco los participantes de las distintas disciplinas dispuestos a luchar por el cetro de ganador. Y es en estos pequeños Naadam donde se puede apreciar mejor las competiciones, pudiendo acercarte a los participantes y colarte entre las bambalinas de los colosos mongoles, viviendo desde primera línea un acontecimiento deportivo en toda regla. Incluso os podéis atrever a enfrentaros a alguno de los luchadores mongoles. Quien sabe, igual os convertís en el próximo Titán. Toda una eminencia en Mongolia. Lo cual, no es moco de pavo…

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