En el 2017, los premios del sector turístico más prestigioso del mundo, los World Travel Awards, declararon la isla portuguesa de Madeira como el mejor destino insular del mundo. Un premio que puede sorprender porque no es el clásico destino de playa al que todos estamos acostumbrados. Sin embargo, aunque sí que tiene hermosas playas donde bañarse no es popular por este motivo, tiene otros muchos atractivos que bien merecen conocerse. Experiencias de todo tipo esperan en esta isla portuguesa, desde magníficos senderos a impresionantes acantilados, miradores espectaculares, preciosos pueblos y fortalezas, valles, montañas, piscinas naturales… y, por supuesto, su gastronomía.

Funchal
Desde que bajamos sanos y salvos en el que hasta hace poco estaba considerado como el aeropuerto más peligroso del mundo por sus pistas demasiado pequeñas (actualmente solucionado con una estructura sobre el mar de grandes dimensiones), ya podremos dirigirnos a pasear por las laberínticas callejuelas de su capital, Funchal. Un paseo que se disfruta desde el principio con los cinco sentidos, ya que muchas de sus casitas tienen las puertas decoradas por iniciativa de los artistas locales.
Además, el aroma de las cocinas no cesa, siempre acompañando al turista en un mundo de sensaciones que abren el apetito a cada paso. Aquí encontraremos numerosos restaurantes donde degustar las mil y una delicias que la comida marinera, fresca y sabrosa, aguarda a los que saben comer. Desde las lapas hasta el pez espada, acompañado de hortalizas de la huerta y frutas tropicales que se cultivan por la zona, pasando por el Bolo do Caco (el pan tradicional), todo un placer para el paladar y uno de los más gratos recuerdos que nos llevaremos de esta isla. Posiblemente, el mejor lugar para disfrutar de su comida sea el Forte de Santiago, una construcción con una espectacular y antigua estructura, datada en el siglo XVII, que es un símbolo de la ciudad.
No olvides montarte en el transporte clásico de Madeira, el tuk tuk, y recorrer sus calles desde una perspectiva diferente y muy divertida, visitando alguno de sus museos, el quinta das Cruces, el del Bordao Tradicional, el Madeira Story Center o el de Cristiano Ronaldo si te gusta este astro del fútbol.
Sin embargo, si quieres realmente una experiencia única tendrás que subir al teleférico que te lleva hasta Monte y puedas tener la mejor panorámica de esta bonita ciudad, visitar el Monte Palace Tropical Garden, calificado como uno de los jardines botánicos más hermosos del mundo según la revista Condé Nast Traveler. Para terminar nada mejor que la bajada a toda velocidad montado en sus populares cestos de mimbre, una tradicional forma de recorrer el Caminho do Comboio que lleva usándose desde 1850.

Faja Dos Padres
¿Quieres playa? Esta es preciosa, de cantos rodados y encajada entre acantilados, solo se puede acceder a ella a través del mar o por teleférico. Una auténtica joya que, por sí sola ya merece la pena venir a esta isla. Una vez aquí te encontrarás con un pequeño jardín de productos ecológicos y un total aislamiento. El restaurante que nos encontramos en este rincón es respetuoso con el entorno y se come de maravilla.
Otras playas preparadas para el baño son las de Porto Santo, de Riveira Brava, la Praia Formosa en la Bahía de Funchal, la playa de Calheta, el Jardim Do Mar o Ponta do Sol.

Cámara de Lobos y otros pueblos de la costa
Si alquilamos un coche y recorremos la ruta sur-oeste, además de fabulosas vistas, nos encontraremos con un bonito pueblo de pescadores, perfecto para fotos y almuerzos de pescados y mariscos frescos. Un paseo recomendable al lado del mar nos ofrece perspectivas tanto del pueblo como del mar, el lugar ideal para probar la poncha, bebida tradicional de la isla a base de naranja, limón, miel y aguardiente de ron de caña. En este pueblo también se pueden apreciar numerosas muestras de arte callejero, por lo que el recorrido es de lo más entretenido.
Canizal, Ribera Brava o Machico también mantienen ese aire tradicional de pueblo pescador donde, además de disfrutar de la amistad y sinceridad de sus habitantes, podrás descubrir cómo mantienen una fuerte tradición histórica y una arquitectura muy antigua, con edificios construidos nada menos que en 1450. Aquí también encontraremos faros que son unas verdaderas joyas de la antigüedad.

Picos del interior
De los rincones con más encanto de la costa a los picos más altos en apenas 25 minutos en coche. Así es Madeira. Montañas como Pico Ruivo o Pico Arieiro, a más de 1800 metros sobre el nivel del mar, donde nos esperan rutas y senderos de naturaleza serrana y la experiencia de pasear por encima de las nubes, nos parece cosa de magia.
Es obligado para los amantes de las alturas naturales una caminata por los senderos de Serra d´Agua para ir descubriendo, uno a uno, sus hermosos rincones salvajes o sus impresionantes vistas. Madeira destaca por su especial orografía, y donde la mano del hombre ha sabido actuar creando algunos de los miradores o balcones más impactantes de toda Europa. No hay que perderse, en este sentido, el de Eira do Serrado, con unas espectaculares vistas al Valle de las Mongas (Curral des Freiras). También, buscando vistas de infarto hay que asomarse al mirador del Cabo Girao, considerado como el acantilado más alto de Europa al que le han construido una plataforma transparente para que nadie olvide esta visita.

Senderismo o piscina natural
Seguimos descubriendo los muchos encantos, secretos y rincones de esta isla tan particular. Es hora de decidir dónde darnos un baño. Podemos elegir entre realizar una ruta de senderismo en busca de alguna de las canalizaciones de agua que es posible encontrar a lo largo de los cientos de kilómetros paralelos que existen entre parajes naturales de gran belleza y que recorren la isla de norte a sur. Imprescindible la ruta de Caldeirao Verde (6,2 kilómetros) o la de 25 Fontes (4,5 Kilómetros).

Pero si el baño lo quieres hacer en el mar, te esperan las piscinas naturales en Porto Moniz: se trata de estructuras formadas por lava volcánica por la que penetra el mar de manera natural para crear un buen número de zonas independientes e interconectadas a modo de piscinas de aguas cristalinas.

Las casas de Santana
Otro de los atractivos únicos y exclusivos de esta isla son las casas típicas de Santana a las que bien merece la pena acercarse y descubrirlas. Son las edificaciones más primitivas de la isla que aún se conservan, y en muy buen estado. Su forma triangular y cubierta de paja te llamarán la atención y te entrarán unas ganas tremendas de pasar la noche en este lugar tan acogedor.

Otras actividades imperdibles
Ver un atardecer desde cualquiera de las laderas montañosas con cara al oeste y sentir el canto mudo del movimiento planetario, con la vista insólita del océano atlántico brillando en la más amplia variedad de colores, salir en una embarcación tradicional en busca de ballenas y delfines con los que conectar a través del cruce de miradas con estos fabulosos animales, o penetrar en lo más profundo de esta tierra por las grutas de Sao Vicente, producidas por una gran erupción volcánica y que supusieron el origen de la isla hace más de 800.000 años. Estas son algunas de las actividades que deben hacerse para poder decir con autoridad que se ha disfrutado de esta isla.
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articulo muy interesante. Madeira es una isla estupenda donde es posible estar en contacto con la naturaleza, es un destino muy recomendado en esta epoca del Covid para estar lejo de las aglomeraciones