Todos estamos yendo este lunes a trabajar con los ecos de los terribles atentados de París de este viernes todavía resonándonos en la cabeza. Por unas intensas charlas que he tenido en Barcelona, he estado aislado del mundo, sin ver durante varios días ni el periódico ni la televisión y apenas me he conectado a las redes sociales.
El viernes regresé de nuevo a Madrid con el tiempo justo de llegar a un curso de fin de semana que me había apuntado y, al llegar a las 11 de la noche a casa y justo antes de acostarme (me tocaba madrugar el sábado) leí a través del móvil el periódico y me enteré de lo acontecido en Paris. Encendí la televisión y me quedé hasta la 1 de la madrugada viendo las noticias. Durante el sábado y el domingo, todos los alumnos del curso comentábamos los terribles acontecimientos, pero no fue hasta el domingo por la tarde en que ya descansando en mi casa, me senté tranquilamente y leí a través de Facebook algún artículo de protesta. Solidaridad con Paris, pero.. ¿qué pasa con las víctimas de Líbano? ¿Nadie se acuerda de ellas?
¿Qué ha ocurrido en Líbano? – me pregunte- Miré el periódico y no encontré nada. No fue hasta que hice una búsqueda más intensa en Google en que me enteré de que unas explosiones había acabado con la vida de 41 personas de un barrio de Beirut. Me quedé extrañado de que esa noticia no hubiera tenido repercusión. Bueno, no tanto.. hay ciertos lugares que no venden tanto como otros…. Pero de ahí a que apenas tenga un espacio en las noticias.. Al leer más detenidamente la noticia, un nombre me resulto familiar, el barrio de de Bourj el Barajneh.
Me fui al cajón de donde apiló las decenas de mis diarios de viajes, hasta que di con el que buscaba: Líbano 2013. He estado en ese país en un par de ocasiones. La última el año pasado para la boda de una gran amiga, donde pude disfrutar de una celebración distinta a las nuestras. Y mi primer viaje fue exactamente hace un par de años, por estas fechas… Reviso mis apuntes y encuentro lo que buscaba. Me había alojado varios días en el Hostal Talal, en la calle Charles Helou. Al ser un país tan pequeño, usaba el hotel como campamento base y me desplazaba uno o dos días hacia el norte y regresaba a la capital. Tras pasar varios días allí y con la facilidad que te da para relacionarte el hecho de viajar solo, entablé una buena relación con Saher, el dueño del hotel, que además hablaba un muy buen castellano tras unos años residiendo en Venezuela.
En uno de esos días, y como yo estaba ocioso, me ofreció que si quería acompañarle a hacer la compra. Siempre iba a un mercado donde no solo encontrabas las mejores verduras del país, sino que además me iba a invitar a probar el mejor shawarma que iba a probar en toda mi vida. El barrio era de calles estrechas entre casas que parecían a medio construir, lleno de puestos de comida, tenderetes en la calzada y gente por todas partes. Chocaba mucho con el centro de Beirut, donde las tiendas de Gucci, Prada y demás marcas de lujo adornan las arterias principales.
Efectivamente, el shawarma era de quitarse el sombrero, y el tabulé que me preparó Saher por la noche increíble. Y, efectivamente, el barrio al que fuimos a hacer la compra era Bourj el Barajneh. Pero lo que produjo un escalofrío que me heló la sangre era ver la fecha anotada en mi diario: 12 de noviembre de 2013. Exactamente 2 años más tarde, en ese mismo lugar, una bomba segaría la vida de más de 40 personas.
El destino es caprichoso, y nunca sabes dónde vas a encontrarte el día en que la Parca venga a buscarte. He escuchado en demasiadas veces que viajar es peligroso, pero desgraciadamente, ya no puedes estar a salvo en ningún lugar. Probablemente hoy en día sea más seguro viajar a Etiopía o Irán que tomarte una cerveza en alguna terraza del primer mundo.
Entiendo que tengan más repercusión los atentados de París. La mayoría de nosotros hemos estado alguna vez allí y probablemente tengamos amigos o familiares viviendo en la capital francesa (como ha sido mi caso) En seguida les escribí para ver si estaban bien dos grandes amigas que conocí en Sikkim, India. Me narraron aterrorizadas que se encontraban en las cercanías de los atentados y vivieron demasiado cerca el horror.
Paris nos parece cercano. Nos recuerda a lo que sucedió en Madrid, y nos hace ver que nosotros podemos ser los siguientes. Beirut suena más lejano. Un nombre belicoso, donde las series norteamericanas no ayudan a pacificar y provoca que no demasiados turistas se dejan caer por allí, pese a que es un país que merece mucho la pena. Pero allí también hay gente que sufre como sufrimos nosotros. Acordémonos de ellos por instante, que también lo merecen.
Ya sé que éste no es el típico post de viajes, pero con esto quiero rendir un pequeño homenaje a todas las víctimas de los últimos atentados. Al retroceder en el tiempo 2 años, me vi en el centro de las abigarradas calles del barrio beirutí, entre puestos de tomates, cebollas y ropa, con motos esquivando transeúntes y carros empujados por jóvenes. Estas situaciones me confirman mi necesidad de viajar, de viajar y de ver mundo, ya que viajar no es peligroso. Tenemos un destino, y ya nos tocará el día que sea y de la forma que sea. Mientras tanto disfruta, sal, descubre. Y sobre todo relaciónate y comparte, que el mundo está lleno de gente maravillosa. Cómete un shawarma en el corazón de Beirut. No nos dejemos engañar por cuatro malvados. No merece la pena.
Puedes seguir mis viajes en instagram #alvaroblanchi
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