Avistar el Gran Tiburón Blanco

Sudáfrica tiene grandes posibilidades de cara al turismo, en la que destacan sus parques nacionales, de lo mejor de Africa para avistar la vida salvaje, sus bellísimos y variados paisajes (los montes Drakensberg, el desierto del Kalahari, las playas de la Garden Route,.,..), y una incipiente cultura vinícola, pero en lo que destaca sobre el resto de países del mundo es en la posibilidad de ver de cerca al tiburón blanco. O como ellos lo llaman, el Great White. El Gran Blanco. De hecho el 80% de los avistamientos de este precioso animal son en aguas sudafricanas. Y lo mejor de todo es que no hay que adentrarse mar adentro para disfrutar de las vistas de este animal, sino que a pocos metros de la costa de Gaansbaai, a dos horas en coche de Ciudad del Cabo, se encuentra la mayor concentración de tiburones blancos del mundo.

La boca del Gran Blanco

Hay varios touroperadores que facilitan el avistamiento del tiburón blanco. Desde el puerto de Gaansbai en una potente barca nos plantamos en 15 minutos en una bahía, y nada más ralentizar la marcha del barco, aparece el primer tiburón. Sudáfrica está muy concienciada con la conservación del tiburón blanco, y no se utiliza sangre para atraer a los tiburones (según nos explicaron en un video divulgativo antes de embarcar, eso es una falacia tan solo transmitida por Hollywood) sino que usan una plancha de madera con la silueta de una foca y un cebo con cabezas de pescado y untado con unos aceites que lo hacen más apetitoso. Pero lo que más atrae a los tiburones son los cientos de peces de menor tamaño que se arremolina en torno al barco.

Preparados para ver al Gran Blanco

Es la hora de meterse al agua. En grupos de 6 personas y ataviados con neoprenos y gafas de bucear, nos introducimos en una caja de unos 4 metros de ancho que se encuentra acoplada a la borda del barco. La parte superior de la caja se encuentra fuera del agua y cuando se aproxima el tiburón, el encargado del cebo y simulando a un torero tratando de recortar a un toro, pega un tirón del cebo para que el escualo gire precisamente frente a la caja. En el momento en que la silueta del gran blanco se acerca al barco, nos avisan para que nos sumerjamos a pulmón y poder contemplar a pocos centímetros de ti a un enorme tiburón de más de 6 metros. En una de las ocasiones, el tiburón se acercó tanto a la caja, que nos pasó a menos de 10 centímetros de la misma, dando un fuerte golpe con la cola, provocando que al menos yo, casi me hiciera pis dentro del neopreno. Aún recuerdo el ojo del tiburón, esa cuenca negra y siniestra, pasándome a la altura de mi cabeza, con los dientes de más de 7 centímetros saliéndole de la mandíbula.

Jaula y Tiburón Blanco

Yo tengo el carnet de buceo y he realizado varias decenas de inmersiones, pero aun así, la experiencia me pareció fascinante. Siempre me ha atraído el mundo marino, y poder ver a uno de los grandes reyes del mar frente a ti, es toda una experiencia. Quizá haya gente que piense que es una turistada. No voy a entrar en ese debate. Quizá sí. Pero al menos todos los touroperadores que ofrecen esta experiencia, tiene conciencia ecológica, mostrándote un vídeo previo de cómo estas experiencias han colaborado en la protección del tiburón blanco, en peligro de extinción, y de como parte de lo recaudado va a la conservación de este bello animal, donando una parte a la Great White Shark Protection Fundation (http://www.gwspf.co.za)

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Tiburón Blanco saltando fuera del agua