México precolombino

Ciudad de México es inmensa, estimulante y abrumadora. Una amalgama de palacios coloniales y barriadas de suburbios, tráfico intenso y remansos de paz viven juntos en este caos organizado que sorprende y engancha por igual tanto a forasteros como a autóctonos. Lo tradicional y lo moderno van de la mano en esta ciudad que acabarás amando (te doy mi palabra). Para descubrirla, lo haremos en pequeños sorbos. Deambularemos durante un par de días por su casco histórico y los alrededores de la inmensa plaza del Zócalo. También por su impresionante museo de Antropología y sus diferentes barrios. Por ejemplo, el acogedor Coyoacán donde está situada la casa-museo de Frida Kahlo. O los modernos Roma Norte y Condesa, repletos de restaurantes de todo tipos y sitios donde, al caer la noche, tomarse una cerveza, una michelada, o comenzar ya a degustar el tequila y mezcal.

Aprovechamos nuestra visita a la antigua Tenochtitlán, para pasarnos por el vecino yacimiento arqueológico de Teotihuacán. Allí se encuentran las majestuosas pirámides del Sol y de la Luna. Merece la pena verlas dominar la que probablemente fue la mayor urbe de la época prehispánica. Solo comparable a los grandes yacimientos de Chiapas y Yucatán, que veremos en el transcurrir del viaje.

Cogemos un avión y abandonamos la mayor ciudad del mundo hacía Tuxtla, en Chiapas. Desde allí, a San Cristobal de las Casas, cuna de los mayores vestigios de la civilización Maya. También es conocida por las luchas del pueblo indígena para que se reconozcan sus derechos. San Cristóbal será nuestro "campamento base" para explorar la zona. Esta apacible ciudad de casas coloniales, calles empedradas, indígenas ataviados con sus coloridas vestimentas y restaurantes donde degustar deliciosa comida, resulta tan atractiva que algunos viajeros se han quedado a vivir en ella. 

Exploraremos las aldeas indígenas de San Juan de Chamula o San Lorenzo de Zinacatán, donde podremos contemplar, con cierta cautela, las curiosas costumbres de estos grupos de la etnia tsotsil. Desde San Cristóbal nos dirigimos a Palenque, visitando de camino las sugerentes cascadas de Agua Azul y Misol Ha, donde podremos darnos un chapuzón para librarnos del calor. En Palenque, por supuesto, admiraremos las ruinas cercanas que son uno de los mayores yacimientos de la cultura maya.

Un bus nocturno nos traslada a Mérida, la capital cultural de la península del Yucatán, es un punto perfecto para explorar los alrededores. Son atracciones a visitar las ruinas de Uxmal, quizá las más sorprendentes de nuestro viaje o algunos de los cenotes (dolinas kársticas inundadas) de los alrededores, esos a los que no llegan los tours clásicos.

Nuestra siguiente visita será Chichen Itza, uno de los sitios arqueológicos más conocidos. Allí está el Observatorio Astronómico, la figura de Chac Mool o el recinto del Juego de Pelota. En esta visita nos haremos una idea de cómo vivían los mayas.

Nuestra última parada será la costa de la Riviera Maya. Para disfrutar de las aguas turquesas y playas blancas. Por ejemplo, la idílica población de Tulum, desde donde podremos seguir descubriendo cenotes, como el Dos Ojos. Si quieres podrás nadar en él, ¡o también bucear!.

Desde Tulum hay excursiones que merecen la pena. Por los alrededores tenemos ruinas emplazadas en la mismísima playa. También hay cenotes salpicando el resto del mapa. Incluso podemos hacer una excursión relámpago para bucear en Cozumel, otra de las mecas de buceo del mundo. O, si estamos en temporada, acercarnos a Holbox donde para nadar con el tiburón ballena, una impresionante experiencia antes de emprender desde Cancún el regreso a casa.