El tren del Hierro

EL CONTACTO CON LA ARENA (De 2 a 3 Días)

Aterrizamos en Nuakchot. La capital de Mauritania nos espera. Descansaremos en esta ciudad, visitando su mercado y sobre todo al atardecer nos podremos acercar a la playa a observar el ajetreo de los pescadores, recogiendo las kilométricas redes de las grandes y coloridas barcazas.

Emprendemos un viaje rumbo al corazón de desierto. Nuestra primera parada será en el oasis de Terjit. Sorprende este vergel entre montañas de roca y arena y cómo surge el agua de la cordillera de las Mauritanas.

LAS CIUDADES DEL DESIERTO (De 2 a 3 Días)

Seguimos adentrándonos en el desierto cruzándonos con pastores de cabras y dromedarias hasta llegar a Chingueti, la séptima ciudad santa del Islam.

Chinguetti es una de esas ciudades con un halo mitológico, que a día de hoy lucha porque las dunas no la entierren en la eternidad para siempre. En su día fue un importante cruce de caminos donde arribaban todas las caravanas que cruzaban el Sahara. Eso le valió para recopilar en su biblioteca los miles de manuscritos que mercaderes y peregrinos llevaban consigo y cuenta con una emblemática colección de libros de la cultura bereber de alto valor histórico que sin duda podremos visitar acompañados por su anciano bibliotecario.

Conviene acercarse a Ouadane. Una remota ciudad y una de las ciudades más antiguas de Mauritania y Patrimonio de la Humanidad. Una ciudad cargada de historia. Su parte antigua se asoma a una colina donde pasear por sus ruinas al atardecer, cuando el sol tiñe de anaranjado sus muros de piedra es algo obligado en Mauritania.

Regresamos a Atar, con su animado mercado y desde donde nos despedimos de la civilización, rumbo al plato fuerte del viaje: el tren del Hierro.

EL TREN DE HIERRO (De 3 a 4 Días)

El tren no tiene horario fijo de salida, por lo que tocará esperar. Una vez que llegue nos subimos a los vagones. Y aquí empieza la verdadera aventura. Viajaremos unas 18 horas dentro del vagón abierto lleno de mineral de hierro atravesando el desierto del Sáhara. Pertrechados con ropa que desecharemos tras la travesía, y gafas de ventisca para protegernos del polvo, viajaremos toda la noche, viendo los impresionantes colores del atardecer y amanecer en el desierto, y en el interludio bajo una cúpula impresionante de estrellas.

Llegamos a Nouadibou, y lo primero será darnos una reparadora ducha. Descansaremos un día en esa portuaria ciudad antes de emprender el regreso a casa. Si es posible desde Nouadibou, o en caso contrario habrá que regresar a Noukchot.

Tendremos la tarde para conocer esta ciudad, pero sobre todo A medianoche nos dirigiremos al aeropuerto para tomar el vuelo nocturno y al día siguiente llegar a casa.